¿Quién es Susana Martínez?
Mi nombre es Susana Martínez y soy la autora del libro Señaladas. Un libro que como iremos viendo a lo largo de la entrevista, refleja una realidad de acoso social y bullying que sufrió mi hija desde que era muy pequeña y que lamentablemente, es la realidad que enfrentan miles de niños y niñas en nuestro país.
Aunque estudié periodismo porque siempre me ha gustado mucho comunicar, a raíz de vivir esta historia, estoy estudiando psicología infantil y juvenil. Mi propio sufrimiento ha despertado en mí la necesidad de poder entender mejor a jóvenes que sufren y que hacen sufrir y espero que mi propia experiencia y mis conocimientos, puedan servir de ayuda a todas aquellas familias que necesiten salir de esta lacra social.
Participar de la humillación hacía otra persona es un acto tremendamente cobarde que solo aporta dolor a todas las partes. Además, no nos podemos quedar en silencio, siempre hay que hablar y denunciar, porque si no hablamos somos cómplices del abuso
Susana, Encantada de saludarte pero ojalá hoy no estuvieses aquí conmigo para hablar de tu experiencia sobre bullying y acoso.
- A raíz del acoso que sufres tú y tu hija hace unos años, decides publicar el libro “Señaladas” Ahora que ya pasado el tiempo y lo ves con perspectiva ¿Entiendes o sabes por qué fuisteis víctimas de acoso?
Entender el porqué eres víctima de acoso es en mi opinión, imposible. Creo que quien es víctima de acoso es porque puede estar en el lugar equivocado, en el momento inoportuno, rodearse de personas sin escrúpulos… Creo que es solamente cuestión de mala suerte porque le pude pasar a cualquiera, lo malo es que a quien le toca, se enfrenta a una situación que no sabe porque sucede y de la que es muy difícil salir.
El bulliyng será siempre algo, que no se puede entender ni explicar.
- Más allá de entrar en los detalles de tu historia, (dejaremos que los lectores lo descubran en el libro) solo te voy a preguntar por el episodio más duro que tuviste que enfrentar.
El episodio más duro, aunque sí te digo la verdad, ha habido muchos, tuvo lugar una tarde en la que mi hija con 4 años, me dijo que estaba mala y que al día siguiente no podría ir al colegio.
Yo sabía que de alguna manera me estaba mintiendo y que lo que le estaba ocurriendo es que en clase lo empezaba a pasar mal, no obstante, decidí llamar al pediatra para ir al día siguiente.
Estando en la consulta, empezó a llorar desconsoladamente. Se sentó encima de mí, me pasó los brazos por el cuello y me preguntó: “Ama, ¿es verdad que soy una niña muy mala y que merezco estar sola?”
Salimos de la consulta del pediatra, el mundo se me vino encima.
Le pregunté porque decía eso y su respuesta fue que María, su amiga de clase, le había contado que su madre le decía que tenía que jugar con todos los niños menos con ella porque era una niña muy mala y que merecía estar sola.
En episodios como este te das cuenta, de que esta situación ya no se va a parar y que se ha ido totalmente de las manos.
- Lo que me interesa realmente es que compartas que has aprendido de todo esto. ¿Se puede sacar algún aprendizaje?
Las dos nos hemos llevado un gran aprendizaje. Yo he aprendido a entender que lo único que no debes tener cuando te atrapa una situación así, es miedo. Los acosadores huelen el miedo y cuanto más débil te sientes más te atacan. Hay que responder con la misma moneda, jugar en la misma liga, si te dan, das.
Mi hija ha aprendido porque lo ha vivido, que excluir, humillar o insultar a otros, es un acto de gran cobardía. A día de hoy, si ve situaciones en las que algún niño lo pasa mal, siempre les defiende y estoy muy orgullosa de la adolescente en la que se ha convertido.
- ¿Consideras que ha sido útil publicar el libro “Señaladas” o pero aún?
Escribí el libro porque sentí la necesidad de poner voz a mi hija, la única de la que todo el mundo hablaba y la única que no se pudo defender nunca.
Además, ha supuesto un proceso de sanación para mí, me ha ayudado a cerrar una etapa de mi vida y la herida ya no duele.
Creo, además, que la publicación esta ayudando a muchas familias a comprender que no están solos, que del bullying se sale y cuando alguien me escribe para decirme que mi libro les ha servido de gran ayuda, siento una felicidad enorme.
- ¿Qué fue lo que a vosotras os funcionó para frenar el bullying?
Yo te puedo hablar de lo que haría ahora y que no hice entonces. He aprendido demasiado tarde y creo que, por ese motivo, a pesar de tocar todas las puertas que pude, no fui capaz en aquel momento de acabar con el infierno que estaba quemando a mi hija.
Cometí errores, quizá por miedo, por inseguridades o porque los silencios de la gente, te hacen sentirte menos que nadie, pero ahora haría las cosas de otra manera. Creo que la lectura del libro es en sí, un aprendizaje.
Ahora mismo, he elaborado una guía sobre el bullying, en la que expongo síntomas de alarma, consejos, como poder para el bullying, cómo acudir a los centros de educación…que quien quiera tenerla, me la puede pedir a través de la web o el email: elgigantedebullying@gmail.com y no tiene coste.
- ¿Cómo debemos pedir ayuda si estamos sufriendo acoso? ¿Cuales son las vías a seguir?
Por supuesto, lo primero hablar mucho con nuestros hijos/as. Hacerles entender que cuando se sienten mal en el colegio lo tienen que contar, bien a los padres, o a algún profesor.
Como padres, hablar con la tutora del menor. Si no nos escucha, no nos cansamos, volvemos a ir, y siempre firme y fuerte.
El siguiente paso es acudir a dirección, exponerle situaciones vividas en las que el niño ha sufrido y si se pueden dar momentos concretos, nombres de compañeros y lo que expresa el niño, mejor.
Si en el colegio no se toman las medidas oportunas, hay que ir al departamento de Educación.
En las comisarías de policía de cada Comunidad, también hay una figura que es un mediador entre las familias y el centro cuando entre ambas partes no hay entendimiento. En mi caso, me ayudó mucho.
Por último, existe una figura que yo no conocía, que es el del perito educacional. Es como un abogado, al que, si se le presentan pruebas (grabaciones, testigos…) puede denunciar directamente al colegio, y se están consiguiendo muchas cosas con este tipo de figuras, eso sí, hay que tener paciencia.
- Si las personas que nos rodean están viendo situaciones de violencia, acoso... ¿Qué pueden o deben hacer?
No callarse nunca. Las personas que ven situaciones de acoso y no hacen nada, están siendo cómplices.
El silencio o mirar para otro lado, es lo que tenemos que evitar.
Enseñar a nuestros hijos a qué si ven que a un compañero lo tratan mal, lo comunique al profesor.
Si no se atreve, que se lo cuente a sus padres, los padres sabrán que hacer. Pero insisto, no podemos permanecer callados, son situaciones que hay que denunciar siempre. Los silencios te convierten en cómplice.
- ¿A vosotras os arropó alguien?
Nosotras nos fuimos quedando solas. Éramos las personas a las que poco a poco todo el mundo iba señalando, y las amigas también nos traicionaron. Se apartaban de nosotras sin decirnos nada, pero siempre supe que era porque les resultaba mucho más fácil seguir el juego a los demás y sentir que pertenecían a un grupo, que estar con las personas que se iban quedando solas. Comprendí que no eran amigas, simplemente un grupo de personas cobardes.
- Si tuvieses el poder de retroceder en el tiempo. ¿Cambiarías algo?
Por supuesto que cambiaría las cosas. Lo primero hacer caso a mi intuición, desde el primer momento en el que conocí a las dos madres de niñas que iban a clase con mi hija y que fueron las que iniciaron todo, algo me dijo que no eran buena gente. Pero sus hijas eran amigas de la mía, no conocíamos a nadie en ese pueblo y sufrí las consecuencias de confiar en quien no debía, porque para cuando me di cuenta y puse distancia, ya era tarde.
Tampoco contaría a la gente (quien yo pensaba que eran amigas), lo que le estaba pasando a mi hija, porque al final, yo misma de alguna manera, la estaba poniendo en el foco. Era como ayudar a extender el bulo. Como madre, lo haces para desahogarte y para encontrar respaldo, pero hay que tener mucho cuidado con quien lo hacemos.
Tampoco dejaría pasar ni un solo comentario, plantaría cara a esas señoras de otra manera, con fuerza y coraje, porque volverme débil provocó que me perdieran todo el respeto y camparan a sus anchas sin consecuencias. Y por supuesto, acudiría a las Instituciones con la misma fuerza, no me quitarían del medio tan fácilmente.
- Si un niño te dice que se meten con él en clase, que le insultan o no le dejan jugar. ¿Qué podemos hacer como padres/madres? Entiendo que denunciarlo en el centro, pero una vez hecho esto ¿Qué consuelo o solución podemos dar a nuestros hijos/as?
Lo primero practicar la comunicación activa. Qué nuestros hijos nos cuenten como se sienten, es el primer paso para empezar a librar la batalla. Por supuesto hay que denunciarlo en el colegio, en dirección, en el departamento de inspección, pero en muchos casos no se involucran en esta lacra social como deberían, por tanto, lo que les queda a nuestros hijos somos nosotros, los padres.
Que nuestros hijos entiendan que los que se meten con él son unos cobardes y que él tiene que bajar con la cabeza alta todos los días. Hablarle de otros amigos con los que puede ir, fomentar actividades donde haya otros niños... En definitiva, acompañarle en este camino y que siempre nos vean animados, trasmitirles la confianza de que la situación que está viviendo, se va a terminar.
Por supuesto, también hablar con los padres de los niños implicados para intentar atajar el problema dentro de la unión de las familias y haciendo partícipe al centro escolar.
- 1 de cada 3 víctimas de acoso escolar no lo cuenta. Explica por favor las consecuencias de no contarlo y los beneficios de hacerlo.
Cuando los niños no lo cuentan su autoestima y auto confianza se va resintiendo, se sienten solos y como es lógico, a esa edad es muy difícil gestionar ellos solos sus emociones.
Se sienten inseguros, intimidados y viven con miedo, al no contarlo, tampoco hay nadie que pueda ayudarlos.
La situación en la que van encerrando, puede llevar a muchos niños a sufrir ansiedad e incluso depresión.
La labor de los educadores, y de nosotros como padres, es estar atentos a cambios en su comportamiento, en sus rutinas, en su estado de ánimo… A veces no lo cuentan, pero cuando somos conscientes de que algo está sucediendo y les preguntamos, acaban por abrirse a algún adulto y el mundo interior que van creando de miedos e inseguridades, empieza a mejorar.
- Y si el problema de acoso lo sufre un adulto ¿Existen protocolos diferentes?
Siento mucho no poder contestarte a esta pregunta.
Solamente en el ámbito infantil y juvenil es donde me estoy formando y en el que puedo hablar por mi propia experiencia.
- ¿Cual es el papel de las instituciones en todo este proceso? ¿Son ágiles y funcionales?
Las Instituciones, y no hablo solo por mi caso, sino por miles de casos que se denunciar en redes sociales, por familias que lamentablemente han pasado por este tipo de situaciones, deben cambiar su estrategia. Es decir, se deben de preocupar por buscar soluciones y no de esconder el problema. La frase “es cosas de niños”, creo que dice todo sobre el papel de los centros y las Instituciones.
Tienen que tomarse el acoso escolar como un problema serio, como algo que ocurre y que daña la vida de miles de niños, de hecho, ESPAÑA, es el país con mayor cantidad de casos graves de bullying y de ciberbullying en el mundo, según las últimas Estadísticas Mundiales de Bullying publicadas por Bullying Sin Fronteras, en el mes de mayo de 2024. Por algo será.
- ¿Te parecen interesantes los talleres de cuentos e ilustración que tratan de concienciar sobre este tema en las aulas o el trabajo de educación se debe hacer en casa?
Las actividades que se hacen con los niños, es decir, talleres de cuentos con ilustraciones y mensajes de concienciación, no solo me parecen interesantes, sino que creo que deberían ser obligatorias.
Los cuentos son realidades para los niños que les sirven para aprender y para empatizar con el otro, por tanto, son vitales para prevenir el acoso escolar.
En casa, también creo que es conveniente trabajar de la misma manera. Los niños son esponjas y tienen una capacidad para aprender increíble, por tanto, enseñarles las consecuencias negativas del acoso escolar, y fomentar la socialización positiva, a través de cuentos y talleres desde que son pequeños, me parece imprescindible y la mejor manera de aprender.
-Tienes espacio para decir y compartir lo que desees. Adelante...
Me gustaría pedir a las personas que ven situaciones de acoso, que las denuncien, que enseñemos a nuestros hijos a ser justos y denunciar cuando ven que algún compañero sufre.
También me gustaría recomendar mi libro a todas las personas que están atravesando este duro camino, estoy segura de que les va a ayudar a comprender muchas cosas y por supuesto, creo que es una lectura muy buena para los adolescentes. Las amigas de mi hija han leído el libro y creo que se han quedado con el mensaje principal que quiero transmitir: “Participar de la humillación hacía otra persona es un acto tremendamente cobarde que solo aporta dolor a todas las partes. Además, no nos podemos quedar en silencio, siempre hay que hablar y denunciar, porque si no hablamos somos cómplices del abuso”
Comprenden el mensaje y me hace sentir super orgullosa.
Y por supuesto, recordar a todas las personas que quieran leer la guía que he preparado referente al bullying, me pueden escribir a elgigantedelbullying@gmail.com
Es totalmente gratuito y espero que les sirva de ayuda.
Para terminar, a todos mis colaboradores e invitados/as les suelo pedir una frase o mantra que les acompañe en su viaje de vida. ¿Tienes alguno con el que te sientas identificada que te repitas amenudo?
Si me repito a menudo que, aunque la vida se ponga difícil hay que continuar el camino con fuerza y seguridad en uno mismo, porque la frase que he aprendido es que “Los acosadores huelen el miedo y se nutren de la debilidad”
Así que seamos fuertes, querámonos mucho y hablemos mucho con nuestros hijos para que se quieran, se acepten como son y que puedan afrontar las trabas de la vida, con seguridad en si mismos.

Gracias Susana, eso es todo.

Muchas gracias por compartir con nosotros/as tu experiencia de vida. Esperemos que muchas personas se animen a denunciar y hayamos podido ayudar como dices en tu libro, aunque sea a una sola persona.

Mi abrazo infinito para ambas.

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