Cuando me preguntan como se me ocurre emprender un negocio de ilustración analógica y ofrecer talleres de collage en esta era tan digital y en tendencia a robotizarlo todo, me vienen a la mente las imágenes de muchos niños/as y adolescentes rodeados de sus propias familias y amigos aislados en las pantallas de sus dispositivos.
Creo que esto lo vivimos todos/as a diario.
Y pienso si es esto lo que queremos para las futuras generaciones.
Yo no sé cuanto puede hacer una persona por cambiar la sociedad, pero si está en mi mano modificar estos hábitos o presentar alternativas para entretener y enseñar, creo que es mi deber hacerlo para dejar un mundo mejor a las nuevas generaciones.
Luego leo noticias como esta,
Y me doy cuenta, que estoy en el camino correcto, que no soy la única que opina que las pantallas son adictivas y que es deber y obligación de los padres, madres y docentes hacer un uso controlado de ellas.
Lo que no me explico, es porque cada vez se integran los ordenadores en edades escolares más tempranas, cuando estamos siendo conscientes de los problemas de salud y sociales que conlleva el uso excesivo.
Y me pregunto, ¿Cuantos adictos que pasen por la Seguridad Social son necesarios para tomar medidas de prevención? ¿dónde está la delgada línea entre lo correcto y lo incorrecto?, ¿dispositivos digitales en la escuela sí para aprender, pero en casa y en la calle no para jugar?, ¿hay un número de uso de horas al día saludables?
Por si acaso, yo lanzó mi salvavidas en versión talleres para quien quiera agarrarse a él y no hundirse arrastrado por corrientes que no auguran nada bueno.
Loreta Piruleta

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